Carmen Rosa Villarán nos da pautas y consejos para educar auténticamente
Catedrática, doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid y con vocación de maestra. Carmen Rosa Villarán nos da claves para impartir una educación auténtica en nuestras aulas.
“La educación auténtica es la que no se queda en mera teoría ya que busca siempre el perfeccionamiento de la propia naturaleza, pero no invita a la autosuficiencia. Se compromete con la verdad, el bien, con la ley natural. En una frase: Es el respeto a la persona humana que tiene una naturaleza y que busca la felicidad”, nos comenta la catedrática".
Además, una educación auténtica se basa en la libertad. “La búsqueda por lograr el propio perfeccionamiento lo hace sin transgredir el natural, ni prometerle algo imposible, porque de lo contrario le haría un mal. Es educar en libertad, pero advirtiéndole que la libertad también es un riesgo”.
Otro punto importante que menciona Carmen Rosa es que este tipo de educación está estrechamente relacionado al autoconocimiento. “Es una educación para ser lo que eres de acuerdo a quién eres, en un sentido singular y trascendente”. En tal aspecto, ella resalta: “Por ello, es necesario recordar que eres criatura, o sea, que procedes de Dios. No hay que olvidar lo más esencial”.
“Parte de la educación pasa por una buena educación en la fe”, menciona. “Esto parece conservador o de épocas pasadas, pero es lo más auténtico, porque uno se tiene que preguntar: ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Qué es lo que más me llama vivir? ¿De dónde procede mi vida? ¿Quién me explica mi misión en la vida?”.
Hacer que los estudiantes se cuestionen y empiecen el camino para responder estas dudas les ayudará a afrontar diversas situaciones difíciles. En ese sentido, la autora invita a que en esos momentos ellos puedan recurrir al Autor de la vida. “Parte de la autenticidad es darse cuenta y no olvidarse que uno no es autor de su vida. Por ello, la comprensión total de nuestra existencia no es posible para nosotros”.“Para San Agustín el tema más auténtico en el alma del ser humano, que Aristóteles entiende como ‘principio de vida’, es que mi alma se realiza en el diálogo con Dios”, añade.
Adicionalmente, comenta que el educador no debe dejar de corregir si ve actitudes erróneas. “Hoy en día hay un miedo a corregir. Eso viene desde Freud, él decía que nadie te puede quitar el placer y que no debes sentir ninguna frustración. Por otra parte Victor Frankl explica que la vida tiene dolor y que hay que aceptarlo porque es parte de la condición humana”.
Siguiendo en esa línea, Carmen Rosa considera que la educación debe buscar la felicidad “que no está hecha de momentos, sino que es un estado del alma porque tengo dentro de mí la Verdad primera que ordena todas las otras verdades”. “No dejemos de hablar de Dios a los jóvenes, hablemos con ellos de lo moral, de responder bien ante un mal y de contar cómo es el amor que Dios nos tiene”, resalta.
Por otra parte, ella nos comenta que “la educación se instrumentaliza cuando se la entiende como entrenamiento o como adoctrinamiento”. “Para Sócrates educar es ayudar, iluminar”. Considerando eso, la instrumentalización en la educación se da cuando el educador dice “hay que educar para que consuman una marca específica, eso no es educar”.
De igual modo, resalta que si bien se debe buscar que los estudiantes desarrollen sus competencias en inglés, matemáticas o sus habilidades blandas, eso se queda solo en lo técnico que sirve como complemento, pero no es lo esencial. “La educación va al alma del ser humano, a las facultades específicamente humanas: la voluntad, la libertad, la inteligencia”, nos comenta. “Instrumentalizar la educación” es, por ejemplo, el hecho de que muchas instituciones se preocupan más en que sus alumnos crezcan en profesionalismo y se olvidan de que primero tienen que crecer como persona, finaliza.
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