top of page

Mirando la trastienda de la educación

Por Edistio Camere, director de Antesala.


Un colegio sometido a tensión legal por propasarse unos decibeles de ruido permitido. Las mentes suspicaces de inmediato pensarían: "de seguro ese colegio presta sus instalaciones en las tardes-noches a terceros para que lleven a cabo actividades deportivas y recreativas". La educación es una suerte de blanco al que le disparan recurrentemente dardos contradicto-rios: "de su calidad depende el desarrollo del país"; "se debe incrementar su presupuesto", etc., pero de otro lado, los centros donde se imparte la enseñanza no tienen una infraestructura acorde con la dignidad de sus usuarios y, otros tienen que lidiar con los vecinos por falta de una mínima normativa y previsión de las Municipalidades y del respectivo Ministerio.


Como insinuaba líneas arriba, una vecina demandó a un colegio porque, en los recreos, el ruido que generan los niños jugando superaba el umbral de decibeles permitido. En el hipotético caso no negado que se le otorgue la razón a la demandante, estaríamos ante un escenario catastrófico: niños impedidos a jugar, escuelas tristes, apagadas, encogidas, no expansivas. ¿No que para el Estado los derechos del niño son primero?


El susodicho colegio funcionaba en aquel lugar desde larga data. En este sentido, la municipalidad que otorgó los permisos, el constructor y los nuevos propietarios sabían - no hubo sorpresas bajo la manga - de su existencia y de su dinámica. Aun así, el colegio tiene que defenderse y defender su condición de centro educativo. Algo parecido ocurre con la carga y descarga de los alumnos en los frontis de las escuelas. Una y otra vez se alzan voces señalando el congestionamiento vehicular que ocasiona esa operación. Las administraciones de las escuelas - me consta - intentan encontrar soluciones. Sin embargo, poco pueden hacer porque - una vez más - no se respeta la veteranía de la presencia de las escuelas con respecto a las edificaciones multifamiliares. Los nuevos vecinos se apropian de las zonas de retiro y las utilizan como cocheras no tran-sitorias. Debería entenderse que las zonas de retiro situadas en los frontis de una institución, mediante la licencia de funcionamiento -y el sentido común - están al servicio de los fines del titular. Como esto no sucede y los espacios previstos para la carga y descarga de alumnos están ocupados, el embotellamiento vehicular incomoda a los usuarios del servicio educativo y a terceros. Las demandas, los altercados y fastidios son moneda corriente tanto como que el colegio es el causante.


La escuela es una avuda calificada para los padres de familia en materia de enseñanza-aprendizaje. A su vez, las escuelas tienen que cumplimentar con una serie de requisitos para recibir los permisos para fun-cionar. Entonces, ¿por qué se impide dar al alumno lo que le es debido? Si al niño le "dejan" tareas, ¿por qué tan difíciles? Si se le pide que atienda en clase, "está cansado, ¿por qué se le maltrata?" El Estado con su ideología progresista y - sin quererlo - con la complicidad de los padres, reprimen al colegio y a sus profesores para que no cumplan con su fin. Quien pierde siempre es el alumno.

6 visualizaciones

Comentarios


La mejor fuente de información para el docente

Aquí encontrarás entrevistas, artículos y opiniones, preparados por docentes peruanos y latinoamericanos, expertos en diversas áreas educativas.

Te invitamos a descubrirlos, leerlos y compartirlos.

¿TE GUSTARÍA COMPARTIR ARTÍCULOS EN NUESTRA WEB Y/O NOTICIAS SOBRE LAS ACTIVIDADES DE TU COLEGIO?

Completa tus datos aquí, en menos de 1 minutos, y nos comunicaremos contigo a la brevedad.

Untitled design (10).png

* Todos los artículos pasarán por evaluación y aprobación previa del Consejo de Antesala.

bottom of page