Sanca Escarcena et al., (2020) habla del divorcio entre el Currículo Nacional y el sistema de ingreso planteado en la Ley Universitaria, pues, mientras que en la Educación Básica Regular (EBR) se trabaja en base a competencias y capacidades, en los exámenes de ingreso a las universidades se evalúan contenidos. Por otro lado, existe un vacío de conocimientos en los egresados de la EBR, la misma que es superada por las denominadas academias preuniversitarias. Los autores se refieren en principio a la valla que los postulantes deben sortear para lograr una vacante en la ansiada vida universitaria. Pero, ¿qué hay de los miles de estudiantes que desertan durante los primeros ciclos y/o se cambian de carrera al no tener claro el rumbo? ¿Cuáles son los posibles motivos? ¿Por qué la vida académica universitaria es tan diferente a la escolar?
Un estudio realizado por Nolazco et al., (2021) sobre la enseñanza de la metodología de la investigación científica en la Educación Básica Regular, específicamente en la Región Callao, tuvo como propósito analizar y describir la relevancia que conlleva el manejo adecuado de esta materia en los estudiantes, así como las diversas estrategias didácticas de este amplio campo científico que se aplica en la actualidad en el nivel superior, pero que son indispensables en cualquier nivel o modalidad educativa. Este concluyó que la enseñanza de investigación en estudiantes de secundaria es indispensable en la formación integral y en el desarrollo de aprendizajes relacionados con la búsqueda de información (heurística), análisis e interpretación de información relevante (hermenéutica) para la elaboración de propuestas de investigación innovadoras desde la Educación Básica Regular.
En otra investigación, Barturen (2019) describe y explica la necesidad de diseñar un modelo de clúster educativo transdisciplinar, para el desarrollo de la investigación formativa en estudiantes de VI y VII ciclo de la EBR de una institución educativa en Chiclayo. El trabajo aborda las deficiencias en el desarrollo de la investigación formativa desde el proceso de enseñanza y aprendizaje y concluye que el método es aplicable, asequible, novedoso, y está en correspondencia con la necesidad y objetivos propuestos, resultando efectivo para superar un aislado trabajo investigativo en las áreas curriculares.
Estas investigaciones nos llevan a tres conclusiones dolorosamente innegables:
A nivel regional estamos muy por debajo de los esfuerzos de Argentina, Colombia, Costa Rica y Venezuela en la enseñanza de la investigación en secundaria. Ello a pesar de que el currículo nacional lo incluye en el área de CTA en dos competencias y cinco capacidades que lamentablemente quedan resumidas a un apéndice teórico.
Para afrontar los desafíos académicos de su vida futura, la Metodología de la Investigación Científica (MIC) debería pertenecer como un área de enseñanza dentro del currículo nacional escolar del Ministerio de Educación.
La transición de la EBR a la Educación Superior Universitaria resulta en muchos de los casos frustrante, debido a los vacíos y forados de las competencias investigativas y de juicio crítico.
Ciertamente hemos socializado la deficiencia en la enseñanza y aplicación de la metodología de la investigación en la EBR, pero, por otro lado, ¿hemos pensado en quienes la deben impartir? ¿Cuántos maestros capacitados para ello tenemos? ¿Nos preocupamos por incursionar en este maravilloso mundo? ¿Las escuelas se preocupan e invierten en ello y en sus docentes para tal fin?
Erróneamente se cree que para ser docente-investigador (lo cual es diferente a calificar como investigador Renayct y obtener fondos) se necesita el grado académico de magíster o doctor. Si de números se trata, según el INEI (2020) sólo el 18,3% de los docentes a nivel nacional tienen estudios de posgrado, ya sea maestría o doctorado, lo cual se ve desalentador. Sin embargo, basta con conocer básicamente los parámetros que nos impartió el curso de Metodología de investigación y/o Tesis I y II que llevamos en la universidad para aplicar el dicho de que se aprende con más facilidad lo que se enseña.
¿Y por qué no ir más allá? Tomemos un curso o diplomado de metodología de la investigación que hoy se imparte en diversas instituciones. Muchas excusas pueden aparecer en el camino (como el factor económico y/o el tiempo), pero ya es momento de que nuestro grano de arena en la construcción de una sociedad mejor se vea reflejado en una acción tangible, de esfuerzo y sacrificio; donde definitivamente la labor directiva también juega un papel vital mediante inversión y/o incentivos hacia los docentes que alcanzan esta meta.
En los pocos años que tengo en el ámbito educativo, he sido testigo de dos actividades escolares claramente orientadas a la investigación. La primera en la Institución Educativa Santo Domingo de Chorrillos donde me tocó ser jurado del proyecto: “Mi primera sustentación”, que ponía a los estudiantes de quinto año frente al reto y la exigencia académica de la elaboración de una monografía.
La segunda, de la que solo me ha tocado conocer y admirar, es el programa “Research” del colegio Santa Margarita que promueve la investigación como herramienta transformadora para los estudiantes. Ellos plantean un tema, lo investigan, desarrollan y sustentan como parte de su formación, la misma que comienza desde quinto y sexto grado de primaria hasta quinto año de secundaria.
La problemática escolar es variada y es terreno fértil para la investigación en búsqueda de soluciones prácticas que podrían ayudar muchísimo a la construcción de una educación de calidad. Es imperante que desde todas las áreas curriculares se fomente, impulse y asuma el reto de una práctica docente orientada a la investigación. Docentes de EBR que investigan y publican resultados, incentivados desde los puestos directivos, sumado a la implementación de la MIC como curso y/o taller, tendrán, indefectiblemente, como resultado estudiantes mejor preparados para la vida universitaria dentro y fuera del país, y ciudadanos con una capacidad de juicio crítico y análisis altamente desarrollada, lo cual es algo que, sin duda, el país necesita más que nunca.
Referencias:
Nolazco Labajos, F. A., Menacho Carhuamaca , J. D. ., & Bardales Flores, A. (2021). Metodología de la investigación científica (MIC) en la educación básica regular. El caso peruano. Espíritu Emprendedor TES, 5(3), 61–82. https://doi.org/10.33970/eetes.v5.n3.2021.277
Barturén Sánchez, J. J. (2019). Modelo de clúster educativo transdisciplinar para el desarrollo de la investigación formativa en la EBR. ZHOECOEN, 11(1), 11–23. https://revistas.uss.edu.pe/index.php/tzh/article/view/1028
Sanca-Escarcena, S., Tito-Humpiri, J.M., Contreras-Vargas, A.M., Quiñones-Galindo, A.E. & Zegarra-Cáceres, J. (2020). Divorcio entre el currículo escolar y el examen de admisión a la universidad peruana. ÑAWPARISUN Revista de Investigación Científica, 2(4), 85-89. https://unaj.edu.pe/revista/index.php/vpin/article/view/114/0
INEI. (2020). Nota de prensa. Cerca de 600 mil maestros conmemoran su día en el Perú. https://m.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/noticias/nota-dia-del-maestro-04-07-2020-final.pdf
Presentación personal:
Frids Gonzales Rimachi, licenciado en Educación por la UNMSM y docente de secundaria del área de Ciencias Sociales en el curso-taller de Social Studies del Colegio Nuestra Señora del Carmen - Carmelitas. Estudiante de Maestría en Docencia Universitaria en la Universidad Europea de Madrid. Cuenta con diplomados en Historia Universal en la UDEP, y Metodología de la Enseñanza de las Ciencias Sociales en la Universidad SLG - Ica. Además, tiene la certificación internacional de suficiencia del idioma inglés en el nivel C1 del CEFR y es Educador certificado de Google Nivel 2.
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