Guillermo G. Lazo Alatrista, es meteorólogo y ambientalista, Doctor en Ciencia de la Educación y Doctorando en Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. Actualmente es docente de pregrado y posgrado en Universidad Científica del Sur y Universidad San Ignacio de Loyola, Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú, Universidad Agraria La Molina y Universidad Continental, además de consultor de cambio climático y variabilidad climática. Es experto en Meteorología Aeronáutica y se ha desempeñado como meteorólogo para la Fuerza Aérea del Perú. Comparte con Antesala un interesante artículo sobre el Cambio Climático y la Educación.
Cambio Climático y efectos adversos
Por todos es sabido que el Cambio Climático (CC) (1) genera efectos adversos (2) cada vez más perjudiciales para el mundo entero. Estamos siendo testigos de cómo los eventos meteorológicos, cada vez más extremos y que se vienen registrando con mayor frecuencia, están asociados al incremento permanente de la emisión de gases de efecto invernadero, al incremento de la temperatura del aire, al aumento de la temperatura del agua de mar, la acidificación de los océanos, el derretimiento de los glaciares y retroceso de las superficies de hielo antártico, el incremento del nivel medio del mar, las olas de calor, etc., eventos que cada vez baten récord históricos y generan una gran preocupación a todas las naciones.
Actualmente, se vienen registrando fenómenos meteorológicos que han sido transformados por el cambio climático en eventos extremos, están generando un gran impacto en todas las sociedades con pérdidas cuantiosas y desastres con resultados cada vez más catastróficos e increíbles. Definitivamente, los más afectados son los sectores más pobres y generan también desplazamientos, escasez de alimentos, pérdidas económicas, pérdidas de vidas humanas y afectación a la infraestructura.
Nuestro país, de manera particular, es afectado permanentemente por eventos climatológicos extremos asociados al CC (como multiplicador de amenazas), los cuales son también cada vez más frecuentes y los impactos cada vez mayores, como el fenómeno El Niño, las precipitaciones extremas, las sequías más extensas, las enfermedades asociadas, las olas de calor, las pérdidas económicas, la pérdida y afectación de infraestructura civil y, de manera particular, la pérdida y afectación a la infraestructura educativa. Además, generan graves consecuencias en la salud, el bienestar y educación de niños y adolescentes, así como impactos negativos a todos los sectores de nuestro Estado Nación (3), de manera particular al sector educación.
Al respecto, además de afectar y destruir la infraestructura educativa, causar el fallecimiento de niños y jóvenes, familiares y personal académico, estos impactos son una amenaza inminente para los estudiantes de nuestro país y del mundo entero, siendo los más vulnerables, los sectores menos favorecidos y, más aún, los países más pobres por esas desigualdades evidentes.
También es importante mencionar que la llamada “triple crisis planetaria”: el CC, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, afecta la calidad del aire, el acceso al agua potable, la producción de alimentos, una vivienda segura y, escuelas seguras. Todo ello se traduce en un potencial incremento del ausentismo y deserción escolar, una amenaza para el aprendizaje, además que impactan negativamente en el bienestar y la seguridad de los estudiantes; sin embargo, los tomadores de decisiones no toman en cuenta estos aspectos en las acciones, planes ni programas, ya que no consideran cómo el CC puede afectar, interrumpir o, sencillamente, cancelar el proceso de aprendizaje de los más jóvenes.
Cambio climático y efectos adversos en la educación
Aproximadamente la mitad de la población infantil (mil millones de niños y adolescentes) son los más vulnerables a la amenaza del CC ya que afecta su bienestar, crecimiento y pleno desarrollo, lo que hace más evidente la relación del impacto ambiental y el acceso a la educación. Según UNICEF todos los años en el mundo, 40 millones de niños son afectados por interrupciones en su educación por desastres climáticos.
En el mundo entero, muchas escuelas han sido destruidas o han tenido que cerrar a causa de inundaciones, sequías, tormentas, entre otros desastres de origen climático, lo que genera la interrupción de los estudios o la suspensión de los mismos, así como la interrupción del desarrollo y desenvolvimiento de los estudiantes, afectando, además, la salud, protección y seguridad, el agua y saneamiento, la alimentación y nutrición, y acceso a bienes y servicios.
En nuestro país, durante el fenómeno El Niño en el verano del 2023 se registraron 8 260 aulas destruidas, 8 938 afectadas, 2 149 inhabitables, así como áreas de cultivo, áreas urbanas, locales educativos, establecimientos de salud, puentes, carreteras, entre otras infraestructuras afectadas.
Según SENAMHI, el fenómeno El Niño 2023-2024 se caracterizó por ser muy cálido y lluvioso en la costa. El invierno ha sido el más cálido de los últimos sesenta años y la presencia del ciclón Yaku impactó con intensas lluvias en la vertiente occidental de la Cordillera, principalmente en la costa norte y central, para lo cual se pudo determinar que muchos establecimientos educativos y aulas, no se encuentran preparadas para enfrentar estos eventos extremos y propiciar las condiciones adecuadas para recibir a los estudiantes.
De otro lado, la incapacidad de las autoridades y la corrupción, no permiten la recuperación y acondicionamiento de forma oportuna de los establecimientos educativos, afectando la continuidad y el desarrollo de los programas académicos y la formación de los estudiantes.
A manera de conclusión
Como vemos, los cada vez mayores efectos del cambio climático, amenazan el desarrollo, el bienestar, la salud y la educación de los jóvenes y niños a nivel mundial. Se relaciona además con el ausentismo, el abandono y, la interrupción de su formación y desarrollo.
En nuestro país y en el mundo entero, año a año los eventos climatológicos extremos asociados al CC, son la mayor amenaza global para la infancia y adolescencia en el siglo XXI, afectando a un gran porcentaje de niños y adolescentes en su proceso educativo, por la interrupción y suspensión de las clases, la postergación del reinicio o la falta de instalaciones adecuadas (aulas y servicios) que les brinden comodidad, bienestar y seguridad para su educación. Esto, sumado a la incapacidad de las autoridades (en todos los niveles de gobierno) que no toman acción de manera oportuna ni son resilientes, no pueden enfrentar situaciones de incertidumbre y generar desconfianza ya que tampoco desarrollan planes de recuperación necesarios.
Ante las tendencias y pronósticos de la crisis climática, es decisivo considerar a los niños, adolescentes y jóvenes de todas las Naciones del planeta, como la primera prioridad en la respuesta mundial para garantizarles el derecho fundamental de la educación, que redundará no solo en la protección de la salud y el bienestar, sino que también conducirá a que las naciones sean más sólidas y las economías más resilientes.
Finalmente, la educación misma, será una de las principales medidas para comprender, enfrentar, atenuar, mitigar y adaptarse ante la amenaza del CC a este sector.
“Si se deja de asistir a clases, se interrumpe la formación académica de los afectados, sino que también les priva de oportunidades de crecimiento personal y profesional” (Defensoría del Pueblo – Perú 2024).
Excelente Artículo y análisis del CC